¿QUÉ ES UN TRAUMA PSICOLÓGICO?

Sufrir una enfermedad grave, una intervención quirúrgica, un accidente, presenciar una muerte de cerca, una catástrofe natural, un atentado, un atraco, una violación, una paliza... son eventos tan abrumadores que provocarán un trauma psicológico.

Hay otros eventos aparentemente menos impactantes y que sin embargo también producen trauma psicológico

(mordedura de un perro, quedarse encerrado en un ascensor, ...). Realmente la diferencia entre que un evento sea o no traumático depende de la abrumación sentida y de la sensación de haber sido superado.

 

En este año 2020, la pandemia global que estamos padeciendo trae también numerosas situaciones que pueden provocar trauma psicológico. Saber más 

 

Pero verdaderamente, sufrir un Trauma Psicológico tiene que ver con el impacto de un evento y   la sensación de sentirse superado por no tener recursos suficientes para hacer frente a dicho evento. 

Cuando esto ocurre, la persona se ve abrumada por la situación y su Sistema Nervioso toma las riendas.

 

Se activa la amígdala, se  inhibe el hipocampo y se desactiva el cortex cerebral ( estructura implicada en el procesamiento cognitivo de la información) impidiendo que la experiencia impactante sea PROCESADA de manera adaptativa y sea almacenada de forma integrada en nuestro cerebro. 

 

Se   dispara  lo que llamamos respuesta de Defensa animal o biológica. 

 

Ésta es una respuesta  somatosensorial  y emocional que "secuestra" a la persona dejándola en un estado, bien de hiperactivación o bien de hipoactivación o colapso.

 

La persona se siente superada, no piensa con claridad y su cuerpo le genera sensaciones difíciles de gestionar. El problema de sufrir un trauma no es sólo ese momento traumático, sino que a partir de ahí el sistema de alarma se queda, como solemos decir,  encendido. O sea, aunque el estímulo ya no esté presente la persona va a seguir notando esa hiperactivación o hipoactivación de una manera casi permanente. Y aunque pase el tiempo y parezca que va disminuyendo esa reacción somatosensorial, cualquier estímulo relacionado con el evento traumático la va a volver a disparar. 

 

Y, ¿qué ocurre a nivel de Salud Mental si sufrimos un Trauma?  Es muy probable que desarrollemos un TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO. Es un trastorno que va a estar  interrumpiendo y distorsionando nuestra vida cotidiana, así que vamos a necesitar ayuda profesional para superarlo.

 

Tipos de Trauma Psicológico

 

 Pero los eventos mencionados arriba no son los únicos  que pueden provocar un trauma emocional.

 

En muchos casos, la familia, los compañeros de estudios o de trabajo, amigos y pareja  se convierten en una fuente de traumatización.

 

De hecho la forma en que nos vinculamos a nuestros cuidadores  principales (apego) son la mayor fuente de traumatización durante la infancia. En estos casos hablamos de TRAUMA DE APEGO. 

LOS TRAUMAS DE APEGO también van acompañados de la respuesta defensiva animal, puesto que son traumas, y van a desarrollar maneras dolorosas y a veces tóxicas  de relacionarnos y vincularnos a otras personas. 

 

La mayor parte de los trastornos psicológicos y psicosomáticos   que padecemos están relacionados con traumas emocionales que hemos sufrido a lo largo de la vida.

 

Hablamos de TRAUMA SIMPLE cuando la experiencia se limita a un único evento traumático  Hablamos de TRAUMA COMPLEJO cuando encontramos más de una experiencia traumática y/o trauma de apego. 

 

En todos los casos la característica del trauma es la información NO-INTEGRADA que  mantiene activos los elementos emocionales, somato-sensitivos, y cognitivos de la experiencia vivida, dejando  activada la amígdala  con  signos de desregulación fisiológica y emocional, viviendo en un estado de ansiedad permanente. 

 

 

LA INFANCIA LA ETAPA MÁS VULNERABLE

 

Podemos sufrir un trauma en cualquier momento de nuestra vida pero la infancia es el período de mayor vulnerabilidad.

Nacemos con un cerebro inmaduro que sólo en la interacción con su entorno va a terminar de "cablearse" y  madurar. Cuando la interacción con el entorno es complicada y poco segura la probabilidad de ocasionar un trauma emocional aumenta.

 Son muchos los eventos que pueden sobrepasar a un niño o una niña. La falta de recursos propios y el no entendimiento de comportamientos adultos, puede llevarles a un estado de desregulación que, por si solos, no saben superar.  Esto por supuesto se agrava cuando se trata de una infancia donde existen maltrato físico o emocional, abusos sexuales,  negligencia, desprotección , enfermedades, hospitalizaciones, etc....

 

 

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¿CÓMO SABEMOS SI LO QUE NOS OCURRE ES POR UN TRAUMA?

 

Tanto en adultos como niños, cuando los eventos traumáticos sobrepasan los recursos propios, se produce una respuesta fisiológica al estrés, que enciende nuestro Sistema de Alarma. A partir de ese momento, el clima cerebral cambia de tal forma que el procesamiento natural de la información se bloquea. Así el recuerdo se almacena en su estado original, desintegrado, produciendo un almacenamiento disfuncional que mantendrá "activo" el trauma  y generará síntomas somatico-sensoriales, emocionales, cognitivos y conductuales.

 

Los síntomas van a moverse entre la hiperactivación y la hipoactivación fisiológica. Haber sufrido un trauma genera un estado de alerta casi permanente que transforma la vida de la persona. 

 

Dificultades para dormir, pesadillas, imágenes intrusivas repetidas, dificultad para la concentración, despistes frecuentes, conciencia ausente....hacen que la vida cotidiana sea agotadora. 

Dejar de sentir esa desregulación se convierte en una necesidad imperiosa y esto termina  modificando la conducta. Comer compulsivamente, abusar del alcohol, pastillas u otras sustancias, consumir televisión, comprar compulsivamente y, en casos mas graves, las autolesiones son conductas a las que llamamos "anestésicas" porque aunque sea por unos minutos  se convierten en  el recurso que calman dicha desregulación. 

 

Aprender a desactivar ese estado de alerta, dotar de recursos a la persona y ayudarle a procesar los recuerdos traumáticos son el núcleo de la terapia.

 

Algunos trastornos, claramente se relacionan con un acontecimiento reciente, como el caso de un paciente que comenzó a  sufrir de ataques de pánico ( Crisis de Angustia ) tras presenciar el infarto de su padre.  Pero otros trastornos aparecen   mucho tiempo después de haber sufrido el evento traumático, como el caso de una mujer que desarrolló una Bulimia y debajo de ésta descubrimos que tenía relación con los abusos sexuales que  había padecido de pequeña. 

 

La forma en como la mente elige el trastorno a desarrollar no está aún claro. De modo que, un mismo trastorno puede tener detrás eventos traumáticos de distinta naturaleza. En otras ocasiones, el desarrollo de un trastorno parece no coincidir con ningún evento traumático.

 

Es importante realizar una buena evaluación y un buen diagnóstico para "tener el mapa" completo de lo que le ocurre a la persona que consulta y saber si está o no relacionado con alguna experiencia traumática de cara al tratamiento