Carta a mi Corazón

 

 

 Hola  Corazón

 

Hoy quiero sentarme un ratito contigo...

Hoy que el día parece lluvioso y hay otra calma y ritmo en el ambiente.

Hoy por fin puedo pararme y mirarte.... escucharte, reconocerte, y en lo que pueda reconfortarte.

 

 

¡Juntos hemos recorrido tantos caminos ya!!!  

Todas las huellas de mis pisadas en esta vida van marcadas en ti.

Porque, aunque para algunos solo seas un músculo que les permite la circulación de su cuerpo, para mí eres mucho más.

Eres ese filtro que transforma y depura mis emociones...

 

Que ha hecho que cada una de las vivencias y momentos que me tocaron vivir, vayan siempre impregnados de una mirada

de Agradecimiento y Amor. 

 

Gracias a ti, no sé mirar de otra forma.

 

Eres lo más puro y verdad que tengo, lo que siempre me acompaña, la ESENCIA de lo que soy.

 

Todo lo demás solo es envoltura, máscaras, mente, discursos de palabras, la foto que los demás quieren o necesitan ver de mí, una fotocopia de mala calidad que está tan lejos de ti y se parece tan poco a ti…

 

La miro y la siento como una desconocida, deambulando sin Alma, perdida.

 

Sí, corazón... así es como me siento cuando me olvido de ti, perdida, sin vida.

 

Solo cuando estoy contigo puedo sentir y Ser yo.

Sentir cada milímetro de vida, cada olor, cada sabor, cada textura, cada respiración, cada mínimo detalle.

 

Solo contigo puedo dar y tomar Amor, mirar con compasión y respeto a los ojos de los demás, sin prisas....

 

Sentir su dolor, su alegría, su dificultad, desde la humildad de todo cuanto pueden enseñarme.

 

Contigo me siento grande, fuerte, capaz, y me gusta lo que veo de mí.... con todas las partes que me componen, porque contigo todas se sienten aceptadas y queridas.

Muchas veces a lo largo de este camino no he sabido como protegerte.

Esos momentos en que, sin saber ni cómo ni porque, recibes un golpe inesperado, que te coge de imprevisto, desarmado, confiado, sin barreras ni defensas, y te rompes de nuevo en mil pedazos...

 

Es entonces cuando siento como te cierras, como te aprietas, como te encoges de dolor, un dolor inmenso.

Y puedo palpar tu tristeza, tu miedo, tu desconcierto... Y te escondes, hasta congelarte y querer desaparecer.

Mis ojos se abren buscando respuestas, buscando comprender que ha pasado, buscando una salida, buscando algo que pueda devolverte la calma.

 

Puedo ver y sentir esa sensación tan tuya de estar “perdido” y desorientado, porque es la misma que me inunda cuando me olvido de ti, porque olvidarme de ti es olvidarme de mí.

 

Pero NO TEMAS, CORAZÓN

Hoy puedo darme cuenta y me comprometo a cuidarte y protegerte, para que puedas seguir sintiéndote seguro de SER ese Corazón puro, sincero, generoso, inocente, soñador, confiado, ingenuo y amoroso que siempre me ilumina el camino.

 

Y te regalo este poema que alguien me dio con cariño para ti 

 

Alto el que se entrega, el que se da,

 El que lleva siempre a un niño arrullado en sus ojos,

 

El que se rinde por amor,

 

El que por amor destruye el palacio,

 

El que perdona,

 El que, al llegar a casa, secándose el sudor,

 

Exclama, bien estuvo el día, lo he vivido.

 

María del Mar Blanco.

Psicóloga Clínica. Psicoterapeuta.

 

Escribir comentario

Comentarios: 0